Resulta que ahora mantenemos las distancias. O la distancia, en singular.
La prudencial, la de somos amigos y punto, la que no me deja verme reflejada en tus ojos, la suficiente para que no alcances a oler mi pelo, la que no nos permite sentir el aliento del otro en la piel como preámbulo de algo que ya ha ocurrido más de una vez, y que no considero un error.
Y sé que tú tampoco.
sábado, junio 02, 2007
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3 comentarios:
Me he sentido como quien husmea un diario ajeno, con el miedo bien agarrado por si le pillan leyendo trocitos de una vida que no es suya. Gracias por el comentario, me alegro de que te guste!
La distancia estando al lado.
Un muro invisible pero inquebrantable que solo te permite escuchar de lejos el murmullo de su corazón.
:***************!
fua..las amistades que nunca vuelven a ser amistades del todo..sino que son amores dormidos a la espera de un avance o retroceso..
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